Descripción
Egipto, por su posición geográfica como bisagra entre el Norte de África y el Próximo Oriente, por su potencial demográfico como el país más poblado de la región y por su pionera experiencia reformista, ha ejercido un papel de liderazgo regional en el mundo árabe. El panarabismo, el islamismo, el socialismo y el liberalismo, ideologías que han dominado la historia política del mundo árabo-musulmán durante el siglo XX, han jugado un papel decisivo en la evolución política del Egipto contemporáneo. La experiencia egipcia es un ejemplo de cómo la adopción de un marco #democrático# formal no implica necesariamente un cambio en la naturaleza autoritaria del poder. Desde Naser a Mubarak, pasando por Sadat, los tres líderes que han dirigido los destinos del país desde la segunda mitad del siglo XX han utilizado diferentes recursos como el control del aparato estatal y el Ejército, las relaciones clientelares o las alianzas con otros actores emergentes, como la burguesía del aperturismo económico, para reforzar su control del sistema. Aunque en Egipto existe un sistema pluripartidista, con partidos legalizados, y nuevos movimientos de contestación política y social, no existe una alternativa estructurada al régimen, en un escenario incierto ante la sucesión de Mubarak.
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